El comportamiento “Macaco” revela una amenaza oculta para nuestras finanzas.
Robert Pagliarini, asesor financiero y escritor del best-seller “El Maquillaje Financiero”, comentó que recientemente estuvo en Las Vegas recomendándoles a más de 50 atletas de la NFL cómo convertir la riqueza repentina en riqueza duradera. En su discurso de apertura, pudo identificar en los jugadores algunas amenazas comunes, tales como divorcio, demandas y enfermedades pero la que más resaltaba a la vista era la amenaza oculta de los “macacos” Los analistas dicen que nuestras finanzas personales, representan el promedio de las finanzas de las cinco personas que nos rodean más de cerca, promedio que lo lleva en ocasiones a una confrontar una situación forzosa, pues si usted está ganando $40,000 al año y todos sus amigos están percibiendo $100,000, el costo de mantener la relación lo lleva a gastar más de lo que puede para que su estilo de vida coincida con el estilo de vida de ellos. Es posible que usted comience a comprar el mismo tipo de ropa, el mismo tipo de coche, compartir los mismos hobbies y frecuentar los mismos gimnasios y restaurantes que lo hacen sus amigos más cercanos. Es por eso que la mayor amenaza para la creación de una riqueza duradera no son los imprevistos, es querer asimilar el estilo de vida de sus amigos más ricos. Lamentablemente tal deformación financiera está integrada en nuestro ADN, ya que somos criaturas sociales por naturaleza que constantemente estamos observando a los demás para aprender. Los animales también lo hacen. Para entender mejor esta amenza, investigadores de laboratorios estudiaron el comportamiento de los “macacos”, donde colocaron dos de ellos en jaulas separadas del laboratorio. El investigador a cargo le otorgó al primer mono una rodaja de pepino. El mono la agarró de inmediato y empezó a comer con placer, porque a los “macacos” les encanta el pepino. El investigador entonces le dio una uva al segundo mono, quien de inmediato la devoró porque los “macacos” sienten mayor predilección por las uvas que por los pepinos. Mientras, el primer mono observó lo sucedido pero no le prestó mucha atención pues estaba satisfecho con su pepino regalado. El investigador luego, le dio otra rodaja de pepino en el primer mono, quien en esta oportunidad la devoró un poco más despacio porque se detuvo a observar al investigador y al otro mono más de cerca. El investigador luego le dio otra uva al segundo mono quien con igual placer la devoró de inmediato. Inquieto, el primer mono, estaba tratando de averiguar por qué al él le estaban dando rebanadas de pepino mientras que su amigo estaba recibiendo uvas. Por último, el investigador dio otra rodaja de pepino al primer mono. El primer mono la tomó, la miró, miró al investigador y le lanzó la rodaja de pepino a través de la jaula. Ese “macaco” iracundo no entendía por qué se había quedado atascado con el pepino, mientras que su amigo recibía uvas. Apenas dos minutos antes, él estaba encantado con su pepino. Y ahora él se enfureció. ¿Por qué? Se llama privación relativa. Estamos constantemente compararnos con los de nuestro entorno inmediato y en busca de zonas en las que no estamos obteniendo lo que creemos que nos merecemos. Este comportamiento “macaco” amenaza seriamente nuestras finanzas, porque nos lleva adquirir gastos por encima de los ingresos solo por el arduo deseo de querer tener lo que tiene el otro, un virus casi imposible de eliminar. Pero la mejor defensa es la conciencia, que es lo que nos diferencia de los “macacos” como seres racionales, la próxima vez que compre algo, pregúntese por qué usted quiere lo que está comprando. ¿De verdad lo necesita o simplemente estaría comprándolo para apaciguar una batalla interna que busca sentirse lo suficientemente aceptado? El mensaje final es la recomendación de estar consciente de cómo su medio ambiente y los que le rodean afectan sus emociones y sus metas. Utilice su dinero para crear una vida mejor, más plena y más rica. No use el dinero para tratar de mantenerse al día con los amigos o para mitigar los sentimientos de inequidad. Puede que no sea “justo” que sus amigos disfruten de las uvas mientras que usted consigue el pepino, pero si actúa como el “macaco”, no tendrá ni las uvas ni los pepinos.