Saber lo que queremos ser en la vida es una de las clave para el éxito
Cuando Pedro era un joven pescador en Galilea, nadie hubiera pensado que estaba destinado a convertirse en un apasionado líder de la primera iglesia cristiana. Después de todo, casi no tenía educación y probablemente habría estado feliz viviendo en el anonimato el resto de su vida. Pero Dios tenía otra cosa en su pensamiento, y en el momento en que Pedro se encontró con Jesús, sus prioridades comenzaron a cambiar.
Como muchos emprendedores, Pedro tuvo que aprender a poner en primer lugar lo primero, porque las Escrituras revelan bastante sobre las incoherencias de su conducta y sus muchas decisiones irracionales. Pero mientras más tiempo pasó con Jesús, más aprendió la diferencia entre la simple actividad y el logro.
Durante tres años Pedro observó que las prioridades de Jesús fueron probadas sobre una base regular. Durante tres años vio que Jesús coherentemente invirtió solo en las cosas que le permitirían cumplir su misión, a pesar de las muchas cosas que exigían su atención. Creo
que con el paso del tiempo, las acciones provocaron impresiones duraderas en Pedro.
Cuando llegó el momento de tomar el liderazgo, sus prioridades estaban en orden, y guió a
su gente con mucha confianza.
Podría decirse que Pedro es el personaje más animado en la Escritura. Era apasionado en todo, a veces aun en lo incorrecto. Pero a la larga, Pedro aprendió dónde enfocar su pasión. Aprendió qué era lo que tenía precedencia en su vida. Cuando eso ocurrió, estuvo en condiciones de dirigir con eficacia.
Lo mismo es válido para todo emprendedor. Cuando usted enfoca su pasión en lo más importante, su pasión y liderazgo se eleva a nuevas alturas, y puede avanzar continuamente en la dirección del éxito.
Tomando del capítulo de la Ley de las Prioridades de John C. Maxwell